Hace unos meses descubrí algo grandioso. Un sitio que le permite a cualquier persona hacer sus sueños realidad. En otras palabras, pedirle a otra gente mucho dinero y quedarte con el. El detalle es que cada cierta cantidad que le prometas dar a un proyecto, puedes obtener una recompensa; desde camisas hasta tú nombre en el producto.
Este sitio se llama Kickstarter. Fundado en abril del 2009, Kickstarter ayuda a personas a desarrollar todo tipo de ideas, en diferentes áreas tales como películas, música, libros y por supuesto, juegos.
En cuanto a juegos de mesa, sirve tanto para ayudar a un individuo llevar un prototipo a una versión completa hasta apartar un producto que ya casi esta por ser terminado. Los creadores del proyecto ponen una cantidad como meta y una fecha para alcanzarla. Si llega a la meta, reciben el dinero prometido. De no alcanzarla, no reciben el dinero. Es un modelo interesante que deja al publico votar con su cartera lo que quieren ver creado. El sitio dice que ha juntado más de $75 millones de dolares y una tasa de éxito del 44%. Nada mal para proyectos que de otra forma no tendrían oportunidad de ser realizados o que representan un gran riesgo económico para una persona. El beneficio para aquellos fuera de los Estados Unidos es que casi todos los juegos de mesa que he visto en el sitio ofrecen envió a todo el mundo, pagando un poquito más. Considerando los precios de importación, termina siendo una buena oferta.
Hay una sección especifica de juegos de mesa y cada mes salen nuevos proyectos. Varios me han llamado la atención y hasta he puesto un poco de dinero en algunos. De ahí surgió una idea de hablar con algunos de estos diseñadores sobre sus juegos. Increíblemente, varios me han contestado. Durante las siguientes semanas hablare sobre los juegos y presentare entrevistas con los diseñadores principales. Estoy muy emocionado con este pequeño proyecto y si tienen algo que compartir con los diseñadores o comentarios sobre la increíble calidad de mis preguntas (¡ja!), pasen a los comentarios. Anhelan sus palabras.
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